lunes, 22 de octubre de 2012

La gran aventura de los griegos - Javier Negrete

Obviamente, estoy escribiendo últimamente sólo sobre lecturas obligatorias en esta nueva etapa de acercamiento intensivo a los clásicos, mas, estos anécdotas me parecen dignos de ser contados. Por cierto, en griego existe un verbo para designar "digno de ser contado", ya debería saber cuál es, antes de enero, espero, pues de lo contrario será difícil aprobar un examen de traducción sin diccionario, ya sabré. "Suelo comentar en mis clases que, si hubiese nacido en Grecia, como varón hubiese preferido vivir en Atenas antes que en Esparta. Pero si fuese mujer, sin duda elegiría ser una espartana. Segundo colofón: cuenta Plutarco que una mujer ateninese le preguntó a otra lacedemonia: "¿Cómo es que vosotras la espartanas sois las únicas que dais órdenes a los hombres?". A lo que la espartana le respondió: "Porque somos las únicas que parimos hombres de verdad"." "Supuestamente los espartanos comían con gran sobriedad, y el plato más célebre era el caldo negro: un guisote que constaba de sangre, vinagre y carne de cerdo entre sus ingredientes principales. Se cuenta que un sibarita lo probó y dijo: "Con razón vais tan contentos a la muerte, espartanos, con tal de no volver a probar esto"." "Imaginemos que la guerra de sucesión española de principios del XVIII hubiese quedado en empate y ahora tuviésemos reinando a la vez a los Austrias y a los Borbones (las revistas de corazón se forrarían sacando fotos a ambas familias, y los independentistas no darían abasto a quemarlas)." "Tras la batalla, la reina Tomiris hizo que buscaran su cadáver y le introdujo la cabeza en un odre lleno de de sangre humana para cumplir una amenaza anterior: "Si no abandonas este país, te juro que, por más sanguinario que seas, yo haré que te sacies de sangre"(a Ciro)."

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