viernes, 4 de mayo de 2012

Final "Grandes Esperanzas"

" Cogí su mano en la mía y salimos de aquel desolado lugar. Y, al igual que las brumas de la mañana se habían disipado años atrás al abandonar la fragua, ahora se disiparon las brumas de la noche y, en la amplia extensión de apacible luz que me mostraron, no vi sombra alguna de que fuese a volver a separarme de ella." Concluida esta esperada lectura, sólo puedo decir una palabra: suprema. Dickens refleja el sentimiento del hastía al más puro estilo baudeleriano. Sus grandes esperanzas (las de Pip) se disipan por una vida llena de inquietudes insatisfechas, pero él, lejos de buscar evasiones, sufre al tiempo que vive, y, cuando parece que ya no pueda quedar ninguna esperanza de permuta en su desdichada vida, Estella, la que parecía más imposible de todas sus esperanzas, se vuelve una realidad. [A nada del selectivo, la clandestinidad se hace imposible, mucho tiempo pasará...]

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