"La mujer se desesperó.
<< Y mientras tanto qué comemos >>, preguntó, y agarró al coronel por el cuello de la franela. Lo sacudió con energía.
- Dime, qué comemos.
El coronel necesitó setenta y cinco años - los setenta y cinco años de su vida, minuto a minuto - para llegar a ese instante. Se sintió puro, explícito, invencible, en el momento de responder:
- Mierda."
Simplemente, buenísimo.
[ Gripe + examen de historia no es una buena combinación, por cierto, la moneda del s.XIX en España ya era la peseta, no el maravedí, a no ser que en aquella época existiesen personajes anocrónicos. ]
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